miércoles, 3 de abril de 2013

Miedos y Fobias infantiles


El miedo es una reacción emocional con un sentido adaptativo, que aparece en situaciones en las que se percibe un peligro, real o imaginario, y que prepara al cuerpo para responder ante una situación de peligro con rapidez y eficacia.


Sin embargo, las fobias

se caracterizan por ser miedos irracionales, extremos e incontrolables que se desencadenan ante un estímulo determinado. En los niños, a diferencia de los adultos, no son conscientes que tal miedo o temor es infundado.


Todos los niños experimentan algunos miedos muy comunes a lo largo de las diferentes etapas de su infancia. Estos miedos evolutivos son considerados normales y forman parte del desarrollo emocional del niño. Tales miedos aparecen en un alto número de población infantil y lo habitual es que desaparezcan con el tiempo en mayor medida. Así los bebes pueden tener miedo de separarse de sus padres, posteriormente los niños más pequeños mostrarán miedos más relacionados con aspectos físicos (como animales, a la oscuridad, a los seres imaginarios, a los ruidos, personas disfrazadas etc). Con edades de 6 a 9 años pueden mostrar temores y miedos a aspectos como la ausencia de habilidades escolares o deportivas o a ir a la escuela, y con posterioridad, en la adolescencia podrán temer situaciones sociales, relacionadas con los exámenes, el aspecto físico, accidentes, temor al fracaso, a hacer el ridículo etc. .

Por ello, debemos diferenciar los miedos infantiles evolutivos de las fobias infantiles. Estas últimas interfieren de forma muy significativa en la vida cotidiana de los chicos/as, provocando un alto grado de incapacitación en su vida y no desaparecen con la edad. Su diferenciación tambien va a depender de la edad del niño, la naturaleza de lo temido, así como la intensidad y frecuencia con que se presenta. Asi, por ejemplo, sería el caso de un niño que se niega a salir de casa por temor a encontrarse con un perro o el de una niña con un temor intenso y permanente a los payasos, que incluso cuando los ve por televisión tiene síntomas intensos de miedo y ansiedad. También sería el caso de un niño con fobia a la oscuidad que sufre una intensa ansiedad por la noche en el momento de ir a la cama así como rabietas y negativas a dormir fuera de casa.

Las características de la fobia son:
  • El miedo desproporcionado a la situación que lo desencadena.
  • Este miedo no se considera específico de una edad determinada.
  • Aunque se den explicaciones, el menor no deja de sentir miedo y tampoco puede controlar a voluntad tal miedo.
  • Tiene un alto grado de incapacitación en la vida cotidiana del niño y provoca respuestas de evitación de los objetos o situaciones temidas.

  • Además de estas caracterísitcas, en la fobia, los síntomas que acompañan al miedo son síntomas físicos de ansiedad (como taquicardias, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, transtornos de sueño, pérdida de apetito etc) y conductas de evitación para evitar taltes síntomas.

    Las fobias más comunes en los niños y adolescentes son las fobias a los animales, la fobia social y la fobia escolar.

    La intervención psicológica de las fobias infantiles, así como de los trastornos de ansiedad es muy similar a la de los adultos, aunque será necesario adaptar las técnicas y estrategias al desarrollo evolutivo y psicológico de los menores. Son adecuadas las técnicas de relajación, de exposición en vivo o en imaginación, el modelado y las estrategias de reestructuración cognitiva.

    Respecto a la actuación por parte de los padres y familiares, sería adecuado que, aun cuando sea un miedo propio de la edad y no una fobia, no ridiculizar al niño ni ignorar el problema que manifiesta. Sin embargo, tampoco es adecuado sobreprotegerlo, pues esto le puede llevar a pensar que realmente si existe un peligro real respecto a lo que siente y agrabar aún más sus dificultades.

    Así mismo, no es adecuado que los padres fuercen al niño a enfrentarse a su miedo, pues podría aumentar más su ansiedad y miedo. Lo más adecuado sería hablar con el niño, concretar su miedo, enseñarle el valor real que puede tener este y métodos de disminuir su ansiedad en el próximo momento que se enfrente a la situación u objeto que le causa temor.