miércoles, 29 de mayo de 2013

Educar a tolerar la frustración desde pequeños (Parte 2)

“No tolero la frustración”: Consecuencias de la baja tolerancia a la frustración en la madurez

Cuando los niños no han aprendido a tolerar sus frustraciones tienden a convertirse en adultos que, en mayor o menor medida, consideran que sus propias necesidades están por encima de cualquier cosa o persona, a veces incluso por encima de leyes y normas sociales. No soportan que las cosas no salgan como ellos quieren, cometer un error es algo terrible, fracasar inadmisible, que llueva durante un día de acampada es una injusticia que no debería suceder nunca, ser rechazado, no conseguir el trabajo deseado, no lograr un ascenso, que los demás no se comporten del modo apropiado etc. Todas esas cosas que a las personas con adecuada tolerancia a la frustración les resultan simplemente molestas, inconvenientes o desagradables, para ellos son como verdaderas catástrofes. Con frecuencia se sienten de mal humor, agitados, ansiosos, tristes, resentidos, humillados o enfadados con el mundo que debería estar ahí para satisfacer todos sus deseos. Se sienten víctimas, se quejan continuamente, culpan a los demás y al mundo.
En el adulto, las frustraciones más vivamente sentidas suelen ser de orden afectivo: decepciones sentimentales, pérdida de un ser querido, pero también pueden afectarle frustraciones de situaciones que ocurren con normalidad: vecinos ruidosos que perturban la paz de su domicilio, compañeros de trabajo que obtienen ventajas que a él se le niegan, un pequeño arañazo en el coche puede convertirse en una calamidad, que el fontanero no llegue a la hora que dijo algo inadmisible, una diferencia de opiniones con otra persona un ataque, o cualquier otro ejemplo de la vida cotidiana.

Cada persona posee un grado diferente de tolerancia a la frustración. De la misma manera no todas las personas resuelven las frustraciones con la misma facilidad, algunas tendrán más recursos para enfrentarlas y otras menos. Sin embargo, no existe un blanco o un negro, sino un continuo que va de la baja a la alta tolerancia.

Las personas con baja tolerancia se enfadan o se ponen tristes ante el más mínimo deseo insatisfecho u objetivo no logrado. Les supone un gran esfuerzo superar esa situación y se sienten desmotivadas para volver a intentarlo o ante circunstancias parecidas

Estas personas han ido desarrollando una serie de creencias erróneas que les hacen ver el mundo de este modo y que condicionan toda su visión:

- Creen que tienen que obtener todo lo que quieren y para ello exigen, ordenan e insisten para que se satisfagan sus deseos a toda costa. (Es normal, teniendo en cuenta que desde la niñez se les ha enseñado que son merecedores de todo con sólo pedirlo..).

- Creen que es necesario que la vida sea siempre fácil y cómoda. (De esta manera, al creer que la vida debe ser fácil y placentera abandona sus proyectos personales o ciertas situaciones por no saber cómo conducirse sin angustiarse, por ejemplo).

- Creen que cualquier dificultad, demora, fracaso, etc. es demasiado horrible para soportarla.

- Confunden sus deseos con sus necesidades.

Otras creencias frecuentes son que “si uno se esfuerza mucho todo es posible para cualquiera y todo lo que deseas lo lograrás” o que “si uno es fuerte y complace al otro, el otro no me frustrará”. Sin embargo, lo cierto es que las frustraciones forman parte de la vida como también lo forman el placer o la satisfacción. Visto así, puede que lo más importante para crecer sea aprender a aceptar la vida con sus propias potencialidades y límites. Aunque esto último siempre será más liviano cuando contamos con las herramientas y recursos adecuados para afrontarlos.

Es por todo ello, que aunque la frustración es parte de la vida, se aprende y por eso es tan importante educar a tolerarla.


Características de las personas con alta tolerancia a la frustración

Las personas con alta tolerancia a la frustración son personas con un gran equilibrio y fortaleza ante situaciones adversas. Son capaces de postergar la satisfacción de los deseos, de esperar y de sobreponerse cuando cualquier situación no ocurre como ellos esperan. Para estas personas la vida es vivida de forma más agradable y con menos estrés. Son capaces de ver las oportunidades que ofrecen los reverses y problemas de la vida y a la vez tienen más recursos y probabilidades para resolverlos. No intentan escapar de situaciones difícil para no sentir el dolor y aceptan con más facilidad el sufrimiento y la incomodidad o el fracaso, mientras que no dejan que ello les perturbe excesivamente. Saben responder adecuadamente a los contratiempos e imprevistos y mantienen la calma para pensar mejor en tales situaciones y poder encontrar las soluciones más adecuadas en vez de huir, quejarse, lamentarse, armar un escándalo o hacer desaparecer el problema.

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